Scorpius buscaba por doquier sus guantes nuevos que había hecho su madre, pero por mucho que lo buscara no pudo dar con ellos y suspiró.
-¿Estás bien?- preguntó Clara Longbottom.
-Se me han olvidado los guantes...- respondió mientras agitaba fuertemente sus manos, para entrar en calor.
Rose miró sus guantes de lana, los había hecho su abuela Molly Weasley, no pudo evitar sentir lástima por éste y volteó hacia él.
-Dame tus manos- le dijo, al ofrecer ambas manos a éste.
El chico la miró con cierto asombro y accedió a la orden de la pelirroja.
-Gracias...- dijo con una media sonrisa.
-No me lo agradezcas, solo te devuelvo el favor- concluyó con un tono serio.
Ya había anochecido y apenas quedaba camino para llegar a Hogwarts; sin embargo, el tren tuvo que pararse.
-¿Qué ocurre?- preguntó Albus al mirar por la ventana.
-No lo sé... Pero esto no me gusta- murmuró Dominique.
-No pasa nada, solo han parado el tren. Será por la lluvia- explicó Clara.
Rose y Scorpius miraron por la ventana y no pudieron evitar sentir cierto temor.
Se hizo el silencio, nada rompía aquel horrible silencio... Solo las fuertes gotas de lluvia que golpeaban los resistentes cristales del gran tren.
Las luces se apagan y los pequeños magos comienzan a inquietarse, Albus se levanta de su asiento y abre la puerta del vagón muy lentamente, no había luz en todo el tren y las voces de sus compañeros se comenzaban a oír.
Cuando decide asomarse al pasillo, alguien lo empuja para que no salga y entra junto con otros pocos.
Eran James, Teddy, Victoire, Molly y Fred.
-No salgáis- murmuró James un tanto serio.
-¿Qué es lo que pasa?- preguntó Rose.
-No lo sabemos, pero los adultos han desaparecido y ahora no hay quien vuelva a poner en marcha el tren- explicaba Fred.
-¿Y qué se supone que vamos a hacer?- preguntó Dominique mientras se aferraba a su hermana mayor, Victoire.
-Debemos buscar la manera de llegar a Hogwarts y explicarle al director lo que ha pasado- pensó Teddy Remus.
-¿Cómo podemos hacer eso?- intervino Albus.
-Debéis quedaros aquí y si pasa algo, lo que sea, atacad con vuestras varitas- explicó James.
-No podemos, no sabemos tantos hechizos...- dijo Dominique.
-Ellos sí- señaló con la mirada Fred Weasley.
Estaba mirando a Rose y Scorpius, éstos tragaron saliva.
-Solo tenemos 11 años- explicó Scorpius.
-¿Ahora te acobardas? Tanto que presumías de saber tantos hechizos- le echaba en cara la pelirroja.
-Que sepa de hechizos, no tiene nada que ver con atacar a lo que sea que venga... Aún no hemos aprendido a defendernos- explicó.
James meditó por un momento.
-Tal vez tengas razón, Malfoy- dijo el mayor de los Potter.
-¿Qué hacemos James? No podemos llevarlos a todos- murmuró Teddy.
-Es verdad, los prefectos ya están viniendo hacia aquí- susurró Molly.
-Vendrán con nosotros. Vamos, cogeos de las manos fuerte y no os soltéis- ordenaba James.
Todos comenzaron a tomarse de las manos, formando un pequeño círculo y miraron hacia éste.
-Ahora cerrad los ojos y pedid porque nos salga bien... Porto Lustrum- dijo y no tardaron en desaparecer de aquel vagón.
Justo a tiempo, pues los prefectos no los habían encontrado en aquel vagón.
Todo les daba vueltas, estaban mareándose ya que iban demasiado rápido y nunca habían viajado de ese modo.
Sintieron frío y algo sólido en sus pies, sin soltarse de las manos, comprobaron que ya habían llegado a su destino y abrieron los ojos.
-¿Dónde estamos?- se inquietó Rose.
-Estamos en el Bosque Prohibido, cerca de Hogwarts- respondió James mientras miraba a su alrededor, tenía que situarse para poder ir hacia la escuela.
-¿Bosque Prohibido?- preguntó Albus.
-Sí, los alumnos lo tenemos prohibido- explicaba Fred con una simpática sonrisa.
-Si está prohibido, ¿qué hacemos aquí?- preguntó Scorpius.
-No podemos entrar a Hogwarts con este hechizo, el director Dumbledore conjuró la escuela para que nadie pudiera entrar y salir empleando ese hechizo- explicaba Victoire.
-Vamos, debemos avisar al director- comenzó a caminar el joven Potter y todos le siguieron.
Era extraño que solo ellos supieran que algo no marchaba bien, era raro que solo ellos decidieran transportarse hasta el Bosque Prohibido para dar con los profesores y avisarlos... ¿Qué había pasado con los adultos que llevaban el tren?
Albus, Rose, Clara y Scorpius estaban un tanto nerviosos, era su primer año en la escuela y ya tenían estos problemas.
-Vamos, debemos darnos prisa...- murmuró James, no quería alzar mucho la voz por si le oían las criaturas mágicas que habitaban en aquel oscuro lugar.
Llevaban un par de horas caminando y ya no sabían hacia dónde ir.
-Creo que nos hemos perdido...- dijo Fred.
-Estaba seguro de que era por aquí- se extrañaba James.
-¿Hemos estado dando vueltas en círculos?- preguntó Victoire mientras agarraba la mano de su hermana menor.
-Lo más probable- confesó éste y tragó saliva.
Los jóvenes magos no sabían qué hacer y guardaron silencio, pensaban en el modo de salir del bosque.
Hasta que, el joven Malfoy, comienza a escuchar un siseo cercano. No podía entender las palabras claramente, pero podía oír como si una voz le estuviera hablando.
Miraba de un lado a otro con total disimulo, aunque mirara cada árbol y cada arbusto, no hallaba a nadie... ¿De qué se trataba?
-Scorpius... Scorpius...- ya oía con cierta claridad.
Estaba asustado y volteó.
-¿Qué ocurre?- preguntó Rose un poco preocupada.
-¿No lo oís?- dijo éste, mirando a todos.
-¿El qué?- dijo James.
Scorpius lo meditó por un momento y negó.
-Sería el viento- mintió.
Entonces, unos fuertes pasos llegaron hasta los 10 jóvenes.
-¡Hagrid!- se alegró Albus y corrió hacia el gigante guardabosques de Hogwarts.
-Pero, ¿qué estáis haciendo aquí?- abrazó al chico y miró a los demás, estaba preocupado por cómo podrían haber llegado hasta el Bosque Prohibido.
-Tenemos que hablar con el director Dumbledore- dijo James.
-Sí, hemos tenido que emplear la magia ya que, el tren, no ha podido llegar hasta aquí- declaró Victoire.
-¡¿Cómo?!- se sorprendió el gigante.
No tardaron en ponerse en marcha hacia la gran escuela.
Iban a paso ligero, pero para cuando habían conseguido llegar, el director ya estaba al tanto de lo que había pasado con el tren.
-Director Dumbledore, señor, el tren de Hogwarts...- intentaba explicarse James, pero fue interrumpido por el anciano.
-Ya estoy al tanto, señor Potter. Ahora mismo, el profesor Snape y el profesor Slughorn están en el tren y ya han solucionado ese pequeño problema- tranquilizó.
-¿Pequeño problema? Disculpe, señor, pero me parece que no es solo un "pequeño problema"- continuaba Fred- Los adultos han desaparecido y el tren se ha quedado paralizado, sin luces...-.
-¿Y cómo sabe que los adultos habían desaparecido, señor Weasley?- sentía curiosidad Aberforht Dumbledore.
-Eh... Bueno...- se ruborizó el pelirrojo.
-Será mejor que entréis, hace frío esta noche- continuaba éste- Por cierto, señor James Potter, tenga más cuidado la próxima vez con ese hechizo- miró seriamente al chico y él asintió.
Algo extraño había amenazado a los jóvenes magos esa noche, por suerte, no pasó nada... Pero ¿de qué se trataba todo esto? ¿Tiene que ver con los rumores que han estado apareciendo por la extraña muerte de Morfin Gaunt?
FIN DEL CAPÍTULO
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SCORPIUS |
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SCORPIUS Y ROSE |
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FRED, ROSE Y JAMES |
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VICTOIRE |
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SNAPE Y DUMBLEDORE |
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