lunes, 13 de enero de 2014

2. Rumores.

La gran familia había acogido a los Malfoy de buen grado y les ofrecieron té con galletas, también estaban deseosos de saber cómo habían conseguido librarse de Azkaban.
Ya acomodados, la pareja sintió tranquilidad y calor.
-Estábamos preocupados por vosotros, ¿cómo estáis?- empezó Harry con la conversación.
-Ya mejor, aunque no fue nada fácil- respondió Hermione.
Draco carraspeó un momento y se dirigió a su anfitrión.
-¿Os parece bien si Scorpius, mi hijo, sube a jugar?- preguntó con una sonrisa, intentando disimular de que todo iba bien.
-Claro, ven conmigo- lo guiaba Molly hacia los demás niños.
El chico, que tenía la misma edad que Albus, era idéntico a Draco en su primer año en Hogwarts, pero no parecía muy hablador.
Después de ver cómo iban llegando hasta el piso de arriba, volvieron a su conversación.
-Se parece mucho a ti, Draco- añadió George con una simpática sonrisa.
-Es verdad, no se te parece en nada, Hermione- reía Ron, pero la castaña negó con la cabeza.
-Tal vez tenga el parecido de su padre, pero tiene una capacidad de memoria y aprendizaje bastante elevado- sonreía ésta.
-¡Eso no es nada! Mi hija Rose ha sido capaz de aprender y memorizar dos libros de hechizos en este verano- estaba celoso.
-Ron...- quiso intervenir su mujer.
-No voy a rivalizar contigo por el nivel de capacidad de aprendizaje de nuestros hijos- reñía Hermione.
-¿Por qué no? Scorpius ha sido capaz de aprender y memorizar cinco libros de hechizos- presumió Draco.
Aunque se llevaban un poco mejor, el mero hecho de querer superar al otro es lo que les hacía discutir.
-Ya está bien, dejadlo ya. Parecéis niños de primer año- regañó Hermione.
Todos rieron un poco, a pesar de los años aún parecían los mismos alumnos de la escuela.
-No cambiareis nunca- reía Arthur.
-¿Cómo está tu padre, Draco?- preguntó Harry.
-Bien... Supongo- murmuró con una mirada un poco triste.
-Pero ¿qué fue lo que os pasó?- preguntó Neville.
-Todo comenzó hace un mes, nosotros estábamos en casa y...- Hermione bajó la mirada.
Draco tomó su mano y asintió para que tomara fuerzas y continuase.
Hace un mes:
Los Malfoy se habían mudado a una pequeña comunidad que se encontraba más cerca de la montaña que de Londres. Todos estaban ocupados, Draco trabajando en una tienda del Callejón Diagón, Hermione escribiendo su segundo libro de aventuras mágicas para niños y Scorpius jugaba en su habitación con su hurón blanquecino.
Las cosas parecían estables, hasta que alguien llama a la puerta.
La castaña no esperaba a nadie, pero no tardó en ir a ver de quién se trataba...
-¿Lucius? ¿Cuándo has llegado de Rumanía?- se sorprendió de verlo, pues éste quiso tomarse un tiempo largo de descanso y no esperaba volver hasta dentro de 15 años.
-Tengo que hablar con Draco, ¿puedo pasar?- parecía nervioso.
-Claro, pasa- le dejó entrar y cerró la puerta.
-¿Y Draco?- volteó para mirarla.
-Él está trabajando, no volverá hasta la noche...- se cruzó de brazos, estaba poniéndose un poco tensa con tanto secretismo.
-¡Tienes que avisarle, dile que venga, ahora!- estaba a punto de estallar.
-¡Ya te he dicho que está trabajando, a menos que sea de vida o muerte, no podrá venir!- se encaró a su suegro.
En ese momento, alguien más aparece en aquel salón y apuntando con la varita de su madre desde las escaleras.
Ambos voltean hacia el muchacho que permanecía inmóvil y apuntando hacia Lucius.
-Scorpius, vuelve a tu habitación- Hermione volvió a recuperar la calma y dibujó una pequeña sonrisa, para que el niño estuviera tranquilo y confiado de que no pasaba nada. 
-¿Scorpius? ¿Este es mi nieto?- murmuró Lucius con una sonrisa llena de alegría al ver lo mucho que se parecía a su hijo cuando tenía 11 años también.
-Sí...- le respondió la castaña mientras tomaba la varita y sostenía los pequeños hombros de su hijo.
-¿Eres Lucius, mi abuelo?- tenía la misma voz que Draco cuando pequeño.
-Así es. Vaya, cómo te pareces a tu padre- seguía orgulloso y un poco más sosegado que antes.
-Scorpius, vete arriba y no te preocupes, estaremos bien- ordenó ésta y el chico no tardó en obedecer.
Cuando oyeron cerrar la puerta, siguieron con la conversación anterior.
-No grite, no quiero que piense mal de usted- le ofreció asiento.
Lucius accedió a las peticiones de su nuera y se sentó en el pequeño sillón de color oliva, aunque aún se le notaba algo nervioso.
-Es de vital importancia, por eso debo hablar con él- explicaba- No fui a Rumanía por casualidad-.
-¿Entonces?-.
-Hace unas semanas estuve oyendo ciertos rumores...- bajó más la voz.
-¿Rumores? ¿Qué clase de rumores?- se igualó en el mismo tono.
-Piensan matar a Morfin Gaunt- confesó, pero ella ya lo sabía y se extrañó de que no estuviera al tanto de algo que se conocía por todo el mundo mágico.
-No morirá con el beso de los dementores, lo matarán antes, saben que puede confesar muchas cosas en el último momento y...- hizo una pausa y miró hacia la ventana, asustado.
-Lucius, ¿quién quiere matar a Morfin y por qué? Morirá de todas formas, ¿qué sentido tiene?- insistió.
-No puedo decírtelo... Ya sabes demasiado. Debo irme, dile a Draco que se reúna conmigo a las 12 de esta noche en el Caldero Chorreante- concluyó y rápidamente salió de la casa y ni siquiera miró hacia atrás para despedirse...
Ya en la actualidad y en casa de la familia Potter:
-Parecía como si... Como si alguien lo estuviera siguiendo. Debo decir que me ha dejado bastante intranquila- terminó de contar.
-Fui al Caldero Chorreante a las 12 en punto de esa misma noche, pero no apareció por ninguna parte- explicó Malfoy con un semblante apagado.
-Todo saldrá bien, seguramente le seguían y no pudo dar contigo, por vuestra seguridad- intentó tranquilizar Fleur.
-Tiene razón, ya verás que aparecerá sano y salvo- dijo Harry.
-Hay una cosa que no entiendo, ¿qué tiene que ver todo esto con querer encarcelar a los que dejaron de ser mortífagos?- intervino Neville.
-Creo que nos acusan del asesinato de Gaunt, pero ya nos hemos librado de eso- explicó Draco.
-Sí, gracias al director Dumbledore, Lucius, Draco y el profesor Snape no irán a Azkaban- detalló la muchacha con una sonrisa y todos sintieron más tranquilidad por aquella noticia.
Entonces, la señora Weasley comienza a dar voces mientras bajaba las escaleras con Rose y Scorpius, agarrándolos de la mano.
No tardó en llegar al salón con los dos jóvenes magos, sin soltarlos aún.
-Mamá... Rose, ¿que ha pasado?- Ron se levantó de su asiento.
-Scorpius- lo mismo hizo Draco.
Los dos pequeños se miraron cabizbajos y frunciendo el ceño, al parecer, no se cayeron bien...
Estuvieron discutiendo sobre quién sabía más hechizos y no se limitaron a las palabras, por lo visto, estuvieron lanzando hechizos con sus nuevas varitas y destrozando la habitación de Albus.
Scorpius había heredado la inteligencia y el carácter de su madre, aunque el físico y la personalidad fueran de su padre.
Rose es idéntica a Ron, menos en su habilidad para retener tanta información, eso sí que lo aprendió de Alice, su madre.

FIN DEL CAPÍTULO

FLEUR DELACOUR

RON, HERMIONE, GINNY Y HARRY

FLEUR Y BILL

NEVILLE Y LUNA

LUCIUS MALFOY

DRACO Y HERMIONE



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