martes, 24 de junio de 2014

10. La reaparición del heredero.

La lluvia aún no había dejado de caer en la casa de Arthur y Molly Weasley; sin embargo, no querían cancelar la cena de celebración por los jóvenes magos que habían acabado este primer año en Hogwarts.
No faltó nadie, los Longbottom, los Potter, los Weasley y Scorpius Malfoy. Ninguno de los presente había abierto el tema de la familia del chico, seguían obedeciendo las órdenes del director Dumbledore. Aún así, el chico estaba preocupado y se mantenía ausente de todo.
Finalmente, los Potter llegan a la extraña casa y bajan del coche con paraguas.
-¿Estás bien?- preguntó Albus al notar que su amigo no había dicho nada en todo el viaje.
-Sí... Solo estoy un poco cansado- medio sonrió y bajó la mirada mientras se aproximaba a la puerta de la casa.
Harry llamó a la puerta y George no tardó en abrirles a la vez que los saludaba con una simpática sonrisa.
Los jóvenes iban entrando hasta llegar a la alocada cocina... Ron y Alice estaban colocando la mesa, Luna y Neville ayudaban con la comida a Molly Weasley, Arthur y Bill estaban preparando el estrecho salón para ver el gran campeonato de quidditch que iba a haber esa misma noche y Fleur terminaba de preparar las habitaciones de todos con ayuda de Angelina.
Todos iban a cenar, ver el partido y descansar en la vieja casa de los Weasley.
Estaban muy entusiasmados, apenas recordaban la tristeza de no haber encontrado a los Malfoy, aunque evitaban al pobre Scorpius por miedo a que éste les quisiera preguntar acerca de sus padres.
Ya que los adultos estaban algo ocupados, los chicos fueron al ático para jugar y hablar.
-No me puedo creer que nos haya mandado deberes, ¿es que nos odia?- se quejaba Fred mientras ojeaba su libro de Defensa contra las Artes Oscuras.
-Fred, admítelo, eres malísimo en esta asignatura- le contestó James con una sonrisa.
-Sé que se me da de pena, pero no es motivo para que me mande a estudiar en mis vacaciones- seguía ojeando el libro.
-Ya te advertí que debías estudiar- le reprochó Teddy mientras reía.
-¡Tú copiaste, no tienes derecho a decirme eso!- le lanzó una pastilla de golosina.
-No copió, nosotros hemos estudiado semanas antes del examen- defendió Victoire Weasley.
-Pero ¿solo te ha puesto los deberes a ti?- preguntó Rose a su primo.
-Sí... Dice que solo aprobé por los pelos- resopló éste.
Los chicos seguían hablando entre sí y a penas se habían fijado en que Scorpius no hacía sino mirar hacia la pequeña ventana, observaba la lluvia mientras sus pensamientos divagaban.
Rose desvía la mirada del grupo y se fija en él, por pura casualidad.
Lo notó raro en las últimas semanas del curso, pero no se atrevía a preguntarle ya que consideraba que no tenía tal confianza como para eso.
Aún así, ella se acercó a su compañero Slytherin y medio sonrió al ver que éste se percató de su aproximación.
-¿Estás bien?- murmuró la pelirroja que estaba sentada frente a él.
-Sí, ¿por qué lo preguntas?- fingía.
-Bueno, normalmente participas en las conversaciones y ahora estás solo... Y callado- mantenía el mismo tono de voz.
-Ya, es que no tengo muchas ganas de hablar- volteó hacia la ventana.
-Es porque no están tus padres, ¿verdad?- bajó un poco más su tono de voz y el chico volteó rápido hacia ella.
-Prefiero no hablar del tema- parecía que se hubiera enojado y se dirigió a la cocina dejando a sus amigos preocupados.
Todos miraron a Rose que se había mosqueado por el comportamiento del chico y se miraron entre sí.
No sabían si debían preguntar o no, pero tampoco querían quedarse con la incertidumbre.
-Rose, ¿qué es lo que ha pasado?- preguntó Molly Weasley.
-Que ese idiota es un mimado que tan solo quiere llamar la atención- se enojó y bajó al salón.
El grupo no se sorprendió y se volvieron a mirar.
-Estos dos no cambiarán- dijo Dominique.
-No sé cómo es que no se han matado, si no se pueden ni ver- añadió Teddy.
-Tampoco exageres, solo son dos polos opuestos- corrigió Victoire.
-Por cierto, ¿no os parece raro el hecho de que sus padres no están?- preguntó James con un rostro pensativo.
Los jóvenes comenzaron a extrañarse de eso, pero Albus intervino.
-Papá dijo que se habían ido a Rumanía, para visitar a su abuelo-.
-Tal vez, pero ni tan si quiera le han enviado una lechuza- explicó Molly.
Hubo un gran silencio, todos parecían darle la razón a James de que algo estaba pasando con la familia Malfoy.
Los adultos hablaban de cómo habían sobrellevado lo de la desaparición de sus amigos, hasta que Harry divisó al pequeño Scorpius e hizo un gesto a Ginny y comenzó a haber silencio.
Fingieron hablar de otra cosa y el chico tomó asiento frente a la apacible chimenea.
Harry sintió un nudo en la garganta al verlo así y dejó la mesa para estar junto al chico.
-¿Todo bien?- musitó con una sonrisa.
-Claro... ¿Por qué no iba a estarlo?- murmuró con un tono muy serio y rostro decaído.
Harry suspiró y meditó en cómo seguir la conversación.
-Tranquilo, no tienes por qué estar conmigo. Nadie quiere- le miró a los ojos, pero el patriarca de los Potter no se dio por vencido.
-Yo también me sentía así, como un bicho raro... Como si...- fue interrumpido por el chico.
-Como si no perteneciera a ningún mundo- medio sonrió y por primera vez se sintió cercano a alguien como él.
-Sí, pero aunque parezca que no formas parte de nada, en realidad importas mucho a alguien como a tus padres y amigos- Harry puso su mano sobre el pequeño hombro del muchacho y éste se sintió mejor.
Rose no se separaba de las escaleras que daban al salón donde se encontraba su tío con su compañero Slytherin, permaneció en silencio y escuchando lo que se decían ambos.
Por un momento reflexionó en la situación de éste y comprendió la soledad que sentía, aunque nunca había experimentado tal cosa.
De repente, una fuerte brisa comenzó a colarse por las ranuras de la casa... Algo no andaba bien.
Scorpius se estremeció del dolor por la marca que le había salido y se apoyó en su padrino.
-¿Qué le ocurre?- corrió Rose hacia su tío que tomó los hombros del chico.
-No te acerques- la apartó Ron un par de metros de ellos.
-Traed algo, lo que sea...- Harry quería detener lo que estaba aconteciendo, aunque aún no tenía ni idea de lo que era exactamente.
En ese momento, alguien llama a la puerta insistentemente y Arthur Weasley tomó su varita y fue a abrir.
Temía por si era algún mortífago, pero para su sorpresa se trataba del profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.
-Severus...- se sorprendió el anfitrión.
-Por su gesto y su varita apuntando hacia mí, deduzco que algo pasa, ¿me equivoco, señor Weasley?- parecía no inmutarse.
-Algo le ocurre a Scorpius- Arthur dejó que pasara y cerró la puerta de inmediato.
El chico aún se quejaba del escozor de su pecho, Rose estaba asustada pero no la dejaron estar ahí abajo y Ron la obligó a subir hasta donde se encontraban sus primos.
Inmediatamente, Severus se acercó hacia donde se encontraba Harry con Scorpius y sacó su varita.
-Hágase a un lado, Potter- ordenó seriamente y éste obedeció.
Scorpius siguió quejándose del dolor y el profesor ancló su rodilla frente al muchacho y le abrió la camisa clara que llevaba.
-Lo que me temía- murmuró pausadamente y un poco asombrado de ver la marca de la casa Slytherin en la piel blanquecina de éste.
-¿Qué? ¿Qué significa, Severus?- empezó, como el resto de los que allí estaban, a preocuparse mucho más.
-Significa que ya puede ofrecer sus respetos al nuevo heredero de la casa Slytherin, Scorpius Hyperion Malfoy... ¿O debería decir, Scorpius Hyperion Black?- miró hacia la asustada familia, aunque tampoco podía negar que estaba preocupado y que debía de comunicárselo al director Dumbledore cuanto antes.
FIN DEL CAPÍTULO

SEVERUS SNAPE

SCORPIUS HYPERION MALFOY

RONALD WEASLEY

JAMES, LILY, HUGO, TEDDY, VICTOIRE, ALBUS, ROSE, SCORPIUS





   



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