miércoles, 16 de julio de 2014

15. De compras por el Callejón Diagon.

Otro día lluvioso comenzaba en todo el país, también acompañado de tormenta. El colegio estaba a punto de empezar para todos los niños muggles y los últimos días que podían disfrutar de “libertad”, se las pasaban encerrados en sus casas o en clases particulares debido a la pequeña tormenta que se había establecido en todo el lugar.
Sin embargo, no todos los niños estaban molestos a estos cambios climáticos, pues los jóvenes magos podían aprovechar para comprar en el Callejón Diagon y ver el espectáculo de hechizos meteorológicos que iba haber ese mismo día.
Harry y Ginny llevaron a sus 3 hijos a comprar el material escolar con los Malfoy.
El Callejón Diagon estaba repleto de magos y brujas vestidos con túnicas y ropas largas de distintos colores oscuros. Casi todos llevaban paraguas y al estar repleto de gente, muchas veces les costaba avanzar debido a dichos objetos que se chocaban entre sí.
Lily tomó la mano de Scorpius y éste miró hacia la joven bruja que iba a comenzar su primer año en Hogwarts y ella le sonrió amigablemente.
-Vaya, vaya, me parece que alguien tiene nueva novia- burlaba James.
-James- llamó la atención su padre.
-No es verdad, solo veo a Scorpius como un hermano más. Además, él es el novio de Rose- reía la pequeña pelirroja.
Todos miraron hacia el joven Slytherin muy sorprendidos y él negaba.
-No, eso no es verdad- miró a la niña con desconcierto.
-¿Es que no sois novios?- le preguntó la niña un poco más seria.
-¿Por qué dices eso?- no comprendía por qué decía ese tipo de cosas.
En ese momento, un fuerte trueno resonó en el gran Callejón y todos alzaron sus ojos hacia el cielo, todo estaba oscuro y llovía fuertemente.
Entonces, de la nada, aparecen dos escobas que sobrevolaban y burlaban a los rayos que sobresalían de las inmensas nubes.
Uno de ellos lanzó un hechizo a uno de los rayos y lo cambió de forma y color.
-¡Es una lechuza!- se emocionaba la pequeña Lily al ver aquel espectáculo tan mágico.
El cielo negro fue tornando en varios colores y formas, debido a los hechizos de los dos magos enmascarados que volaban sobre sus escobas.
Todos los presentes, nunca habían visto un número así en siglos, hasta ese día.
-Es precioso, ¿verdad?- preguntó Clara Longbottom que justo había dado con sus amigos y compañeros.
-Hola Clara- la abrazó Lily y ésta correspondió al gesto.
-Harry, Ginny- saludaba Neville mientras aguantaba varias cajas y otros objetos que había comprado de material escolar para su hija.
-¿Cómo estáis?- preguntó Harry a la vez que ayudaba al pobre Longbottom.
-No teníamos intención de venir, pero Neville quería ver el espectáculo de rayos- explicaba Luna con una sonrisa.
-Draco, Hermione, pensé que vosotros tampoco ibais a venir- confesó Neville.
-La verdad es que teníamos pensado no venir, pero tampoco podemos estar encerrados siempre- respondió Hermione mientras caminaban por las estrechas calles.
En ese momento, en la tienda de George Weasley, aparece Hugo y Ron con varios artículos de broma que escondían en secreto.
-¿Acabamos de presenciar un delito?- burlaba Draco al acercarse hacia éstos.
-¿Qué dices? Lo he pagado con mi dinero- al pelirrojo no le hacía ninguna gracia los comentarios de éste.
-Vamos, Ronald, es solo una broma- reía Hermione mientras le daba un beso en la mejilla.
-Tío Ron, se te olvida la...- decía Fred mientras llevaba en sus manos lo que parecía una especie de libro.
-Ah, sí, gracias Fred- tomó rápidamente lo que tenía su sobrino y fingió no darle más importancia.
Entonces, Alice y Rose aparecen con varios paquetes y libros para Hogwarts. La pelirroja pensó que la cara se le había vuelto como un tomate al ver que Scorpius depositó sus ojos en ella y volteó su rostro a otro lado. El joven Slytherin la notó extraña desde la última vez que se vieron aquel día, cuando Rose le había enviado aquella nota para verse en el pequeño parque.
Los adultos se saludaban y hablaban entre sí, apenas prestaban atención lo que pasaba entre los dos jóvenes.
Lily advirtió a los demás chicos que los dejaran solos y así hicieron, aunque aprovechaban para escuchar.
Scorpius y Rose iban al final del grupo, pero a duras penas se miraban y mucho menos decían nada.
-¿Cómo estás?- Scorpius quería romper el hielo de algún modo. Él no sabía el por qué del comportamiento de Rose y tampoco supo qué pasó realmente para que hubiera tal distanciamiento entre ellos.
-Bien, ¿y tú?- respondió rápidamente y sin mirarle.
-No me quejo- murmuró y miró hacia ella, pero la pelirroja se mantenía firme.
Abundaba el silencio y éste quiso tirar la toalla, pero antes quiso preguntar algo más.
-¿Qué te pasó? Aquel día estuviste extraña y...- fue interrumpido por la mirada de su compañera.
-Ya te lo dije, no fue nada- respondió con un tono arisco.
-Mientes, sino no me habrías enviado aquella nota por la mañana tan temprano y con aquel mensaje que no...- suspiró- ¿Acaso te he hecho algo que te haya molestado?-.
Rose bajó la mirada e intentó no perder los nervios, debido a los celos que aún tenía.
-Estoy bien, en serio- medio sonrió y le dedicó una mirada menos enojada.
Volvió el silencio.
El grupo se detuvo ante una tienda de túnicas y casi todos entraron, menos Fred, Teddy y James.
Los demás deseaban espiar como ellos, pero éstos se lo impedían con la excusa de que no fueran delatados por los adultos y los más jóvenes accedieron a regañadientes.
Rose se detuvo ante un escaparate que vendía bisutería mágica para todas las edades y Scorpius se quedaba mirándola a unos cuantos metros.
Tomó la iniciativa de volver a intentarlo antes de irse con los demás chicos.
-Weasley, dijiste que me considerabas como un buen amigo y compañero, ¿aún sigue siendo así?- le preguntó con un tono de voz algo bajo mientras miraba el mismo escaparate que ella.
Rose lo miró sin percatarse de que se le había escapado un par de lágrimas y volvió a bajar la mirada a un pequeño collar que le había llamado la atención.
-¿Qué decía la carta?- preguntó con voz entre cortada.
-¿Carta? ¿Qué carta?- la miró extrañado y sin querer se fijó en cómo ella se secaba rápidamente las lágrimas y miró a otro lado.
-La carta de Anna White, ¿ya se te olvidó?- dijo con un tono un poco más firme.
Scorpius se acababa de acordar de aquello.
-Vaya, no me acordaba de eso... No, no la he leído- miró hacia ella y ésta hacia él.
Rose no supo por qué, pero no pudo evitar el sentir cierta alegría al oír aquello. Scorpius no se había acordado de la carta que le había enviado su compañera de Ravenclaw y medio sonrió, aunque no podía alegrarse del todo porque aún no sabía qué contenía aquella carta.
-Entonces, ¿todo esto es por una simple carta?- aún no entendía nada.
-¿De qué estás hablando? Yo no he dicho nada de eso, solo te he preguntado qué decía la carta, nada más- fingió estar enojada y continuó hasta una tienda que vendía ancas de ranas, colas de ratas y otro tipo de ingredientes para pociones.
James, Teddy y Fred se acercaron a Scorpius.
-Cómo son las chicas, nunca sabes qué es lo que tienen en mente- dijo Teddy al apoyarse en el hombro del joven Slytherin.
-¿De qué estáis hablando?- éste los miró con incertidumbre.
Los tres se miraron entre sí y voltearon hacia él.
-¿De verdad no tienes ni idea de lo que estamos hablando?- aún no se creían que Scorpius no se haya percatado del extraño comportamiento de Rose.
El chico negó con la cabeza, pero no pudieron continuar con la conversación, ya que justo habían aparecido los adultos con los demás jóvenes.
Cada vez hacía más frío, el viento empujaba con más fuerza en cada esquina del Callejón y algunos magos se cubrieron los rostros, algo no iba bien.
Los dos magos que sobrevolaban el cielo no pudieron mantener la posición en el cielo y uno de ellos caía en picado.
-Aresto Momentum- dijo Harry que había sacado su varita de inmediato para ayudar aquel mago.
Afortunadamente, no salió herido y llegó sano y salvo al suelo, sin embargo todos debían huir.
Todos empezaban a correr, en milésimas de segundos y formando una gran avalancha de personas. Rose no podía llegar hasta donde estaban los demás debido a que la gente la presionaba y la alejaban de su camino.
-¡¡Ayuda!!- gritaba amargamente mientras alzaba sus manos hacia sus padres que se encontraban lejos de ella.
Harry, Draco y Ron se quedaron en aquel lugar para intentar llegar hasta la joven pelirroja mientras los demás escapaban agarrados de manos.
Rose intentaba avanzar con todas sus fuerzas, pero seguían arrinconándola más y más, pero en ese momento alguien la agarra de la mano con fuerza.
Sus manos eran frías como la nieve, pero tenían mucha fuerza.
-¿Malfoy?- se sorprendió de verlo frente a ella y sin soltarle la mano.
-Tenemos que salir de aquí o nos escacharán- le explicó mientras la abrazaba frente así y se aferraba a una de las paredes de una tienda.
Los 3 padres intentaban visualizar dónde podía estar la muchacha, sin saber que Scorpius corrió para dar con ella.
Poco a poco, la multitud fue desapareciendo y éstos aprovecharon para correr hasta donde habían visto a Rose por última vez.
Sin embargo, no la encontraron por ninguna parte.
-¡Estaba aquí! ¡¿Dónde está?! ¡Si estaba aquí!- Ron estaba muy nervioso y no hacía sino caminar de un lado a otro, mirando cada rincón del Callejón.
-Ron, tranquilo, encontraremos a Rose...- intentaba animar Harry mientras lo agarraba del hombro.
-¡Draco, ¿dónde está Scorpius?!- gritaba Hermione, había perdido a su hijo entre la confusión.
-¿Qué? No... No me digas que...- Draco corrió más adentro del Callejón Diagon, esperando encontrar a ambos jóvenes.
Sin saber que éstos habían logrado llegar hasta el Callejón Nocturne, igualmente asolado y abandonado por el mal tiempo que había pasado recientemente.
Scorpius no soltaba la mano de su amiga mientras bajaba por unas escaleras que lo llevaban aún más lejos del Callejón Diagon.
-Malfoy, no podemos estar aquí... Está prohibido que entremos al Callejón Nocturne- le susurraba Rose con cierto miedo mientras miraba de un lado a otro.
-Era la única manera de escapar de toda esa gente- le explicó con el mismo tono de voz que ella.
Los dos estudiantes miraban asombrados lo sucio que estaba todo y lo siniestro que reflejaba aquel lugar... Por no hablar de las lúgubres tiendas que poseía dicho callejón.
-Creo que ya podemos regresar... Ya no habrán tantas personas- se aferró al brazo de su compañero.
-Tal vez- la agarró con más fuerza y corrieron escaleras arriba, pero un hombre de capas negras interrumpió su paso.
Scorpius sacó su varita y apuntó hacia él mientras protegía a Rose.
-¿No sabe que los alumnos de 2º año no deben emplear la magia fuera de la escuela, señor Malfoy?- los chicos reconocieron aquella voz tan serena y pausada.
-¿Profesor Snape?- Scorpius bajó la varita.
Severus dejó ver su rostro ante éstos y los guió hasta el Callejón Diagon.
Se habían adentrado en aquel lugar sin saberlo, pero ahora ya no estaban solos.


FIN DEL CAPÍTULO

SCORPIUS MALFOY

ROSE Y SCORPIUS

ROSE WEASLEY Y CLARA LONGBOTTOM

ROSE WEASLEY

RON WEASLEY

LUNA LOVEGOOD

JAMES POTTER

HARRY POTTER

DRAMIONE


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