Otro
día lluvioso comenzaba en todo el país, también acompañado de
tormenta. El colegio estaba a punto de empezar para todos los niños
muggles y los últimos días que podían disfrutar de “libertad”,
se las pasaban encerrados en sus casas o en clases particulares
debido a la pequeña tormenta que se había establecido en todo el
lugar.
Sin
embargo, no todos los niños estaban molestos a estos cambios
climáticos, pues los jóvenes magos podían aprovechar para comprar
en el Callejón Diagon y ver el espectáculo de hechizos
meteorológicos que iba haber ese mismo día.
Harry
y Ginny llevaron a sus 3 hijos a comprar el material escolar con los
Malfoy.
El
Callejón Diagon estaba repleto de magos y brujas vestidos con
túnicas y ropas largas de distintos colores oscuros. Casi todos
llevaban paraguas y al estar repleto de gente, muchas veces les
costaba avanzar debido a dichos objetos que se chocaban entre sí.
Lily
tomó la mano de Scorpius y éste miró hacia la joven bruja que iba
a comenzar su primer año en Hogwarts y ella le sonrió
amigablemente.
-Vaya,
vaya, me parece que alguien tiene nueva novia- burlaba James.
-James-
llamó la atención su padre.
-No
es verdad, solo veo a Scorpius como un hermano más. Además, él es
el novio de Rose- reía la pequeña pelirroja.
Todos
miraron hacia el joven Slytherin muy sorprendidos y él negaba.
-No,
eso no es verdad- miró a la niña con desconcierto.
-¿Es
que no sois novios?- le preguntó la niña un poco más seria.
-¿Por
qué dices eso?- no comprendía por qué decía ese tipo de cosas.
En
ese momento, un fuerte trueno resonó en el gran Callejón y todos
alzaron sus ojos hacia el cielo, todo estaba oscuro y llovía
fuertemente.
Entonces,
de la nada, aparecen dos escobas que sobrevolaban y burlaban a los
rayos que sobresalían de las inmensas nubes.
Uno
de ellos lanzó un hechizo a uno de los rayos y lo cambió de forma y
color.
-¡Es
una lechuza!- se emocionaba la pequeña Lily al ver aquel espectáculo
tan mágico.
El
cielo negro fue tornando en varios colores y formas, debido a los
hechizos de los dos magos enmascarados que volaban sobre sus escobas.
Todos
los presentes, nunca habían visto un número así en siglos, hasta
ese día.
-Es
precioso, ¿verdad?- preguntó Clara Longbottom que justo había dado
con sus amigos y compañeros.
-Hola
Clara- la abrazó Lily y ésta correspondió al gesto.
-Harry,
Ginny- saludaba Neville mientras aguantaba varias cajas y otros
objetos que había comprado de material escolar para su hija.
-¿Cómo
estáis?- preguntó Harry a la vez que ayudaba al pobre Longbottom.
-No
teníamos intención de venir, pero Neville quería ver el
espectáculo de rayos- explicaba Luna con una sonrisa.
-Draco,
Hermione, pensé que vosotros tampoco ibais a venir- confesó
Neville.
-La
verdad es que teníamos pensado no venir, pero tampoco podemos estar
encerrados siempre- respondió Hermione mientras caminaban por las
estrechas calles.
En
ese momento, en la tienda de George Weasley, aparece Hugo y Ron con
varios artículos de broma que escondían en secreto.
-¿Acabamos
de presenciar un delito?- burlaba Draco al acercarse hacia éstos.
-¿Qué
dices? Lo he pagado con mi dinero- al pelirrojo no le hacía ninguna
gracia los comentarios de éste.
-Vamos,
Ronald, es solo una broma- reía Hermione mientras le daba un beso en
la mejilla.
-Tío
Ron, se te olvida la...- decía Fred mientras llevaba en sus manos lo
que parecía una especie de libro.
-Ah,
sí, gracias Fred- tomó rápidamente lo que tenía su sobrino y
fingió no darle más importancia.
Entonces,
Alice y Rose aparecen con varios paquetes y libros para Hogwarts. La
pelirroja pensó que la cara se le había vuelto como un tomate al
ver que Scorpius depositó sus ojos en ella y volteó su rostro a
otro lado. El joven Slytherin la notó extraña desde la última vez
que se vieron aquel día, cuando Rose le había enviado aquella nota
para verse en el pequeño parque.
Los
adultos se saludaban y hablaban entre sí, apenas prestaban atención
lo que pasaba entre los dos jóvenes.
Lily
advirtió a los demás chicos que los dejaran solos y así hicieron,
aunque aprovechaban para escuchar.
Scorpius
y Rose iban al final del grupo, pero a duras penas se miraban y mucho
menos decían nada.
-¿Cómo
estás?- Scorpius quería romper el hielo de algún modo. Él no
sabía el por qué del comportamiento de Rose y tampoco supo qué
pasó realmente para que hubiera tal distanciamiento entre ellos.
-Bien,
¿y tú?- respondió rápidamente y sin mirarle.
-No
me quejo- murmuró y miró hacia ella, pero la pelirroja se mantenía
firme.
Abundaba
el silencio y éste quiso tirar la toalla, pero antes quiso preguntar
algo más.
-¿Qué
te pasó? Aquel día estuviste extraña y...- fue interrumpido por la
mirada de su compañera.
-Ya
te lo dije, no fue nada- respondió con un tono arisco.
-Mientes,
sino no me habrías enviado aquella nota por la mañana tan temprano
y con aquel mensaje que no...- suspiró- ¿Acaso te he hecho algo que
te haya molestado?-.
Rose
bajó la mirada e intentó no perder los nervios, debido a los celos
que aún tenía.
-Estoy
bien, en serio- medio sonrió y le dedicó una mirada menos enojada.
Volvió
el silencio.
El
grupo se detuvo ante una tienda de túnicas y casi todos entraron,
menos Fred, Teddy y James.
Los
demás deseaban espiar como ellos, pero éstos se lo impedían con la
excusa de que no fueran delatados por los adultos y los más jóvenes
accedieron a regañadientes.
Rose
se detuvo ante un escaparate que vendía bisutería mágica para
todas las edades y Scorpius se quedaba mirándola a unos cuantos
metros.
Tomó
la iniciativa de volver a intentarlo antes de irse con los demás
chicos.
-Weasley,
dijiste que me considerabas como un buen amigo y compañero, ¿aún
sigue siendo así?- le preguntó con un tono de voz algo bajo
mientras miraba el mismo escaparate que ella.
Rose
lo miró sin percatarse de que se le había escapado un par de
lágrimas y volvió a bajar la mirada a un pequeño collar que le
había llamado la atención.
-¿Qué
decía la carta?- preguntó con voz entre cortada.
-¿Carta?
¿Qué carta?- la miró extrañado y sin querer se fijó en cómo
ella se secaba rápidamente las lágrimas y miró a otro lado.
-La
carta de Anna White, ¿ya se te olvidó?- dijo con un tono un poco
más firme.
Scorpius
se acababa de acordar de aquello.
-Vaya,
no me acordaba de eso... No, no la he leído- miró hacia ella y ésta
hacia él.
Rose
no supo por qué, pero no pudo evitar el sentir cierta alegría al
oír aquello. Scorpius no se había acordado de la carta que le había
enviado su compañera de Ravenclaw y medio sonrió, aunque no podía
alegrarse del todo porque aún no sabía qué contenía aquella
carta.
-Entonces,
¿todo esto es por una simple carta?- aún no entendía nada.
-¿De
qué estás hablando? Yo no he dicho nada de eso, solo te he
preguntado qué decía la carta, nada más- fingió estar enojada y
continuó hasta una tienda que vendía ancas de ranas, colas de ratas
y otro tipo de ingredientes para pociones.
James,
Teddy y Fred se acercaron a Scorpius.
-Cómo
son las chicas, nunca sabes qué es lo que tienen en mente- dijo
Teddy al apoyarse en el hombro del joven Slytherin.
-¿De
qué estáis hablando?- éste los miró con incertidumbre.
Los
tres se miraron entre sí y voltearon hacia él.
-¿De
verdad no tienes ni idea de lo que estamos hablando?- aún no se
creían que Scorpius no se haya percatado del extraño comportamiento
de Rose.
El
chico negó con la cabeza, pero no pudieron continuar con la
conversación, ya que justo habían aparecido los adultos con los
demás jóvenes.
Cada
vez hacía más frío, el viento empujaba con más fuerza en cada
esquina del Callejón y algunos magos se cubrieron los rostros, algo
no iba bien.
Los
dos magos que sobrevolaban el cielo no pudieron mantener la posición
en el cielo y uno de ellos caía en picado.
-Aresto
Momentum- dijo Harry que había sacado su varita de inmediato para
ayudar aquel mago.
Afortunadamente,
no salió herido y llegó sano y salvo al suelo, sin embargo todos
debían huir.
Todos
empezaban a correr, en milésimas de segundos y formando una gran
avalancha de personas. Rose no podía llegar hasta donde estaban los
demás debido a que la gente la presionaba y la alejaban de su
camino.
-¡¡Ayuda!!-
gritaba amargamente mientras alzaba sus manos hacia sus padres que se
encontraban lejos de ella.
Harry,
Draco y Ron se quedaron en aquel lugar para intentar llegar hasta la
joven pelirroja mientras los demás escapaban agarrados de manos.
Rose
intentaba avanzar con todas sus fuerzas, pero seguían arrinconándola
más y más, pero en ese momento alguien la agarra de la mano con
fuerza.
Sus
manos eran frías como la nieve, pero tenían mucha fuerza.
-¿Malfoy?-
se sorprendió de verlo frente a ella y sin soltarle la mano.
-Tenemos
que salir de aquí o nos escacharán- le explicó mientras la
abrazaba frente así y se aferraba a una de las paredes de una
tienda.
Los
3 padres intentaban visualizar dónde podía estar la muchacha, sin
saber que Scorpius corrió para dar con ella.
Poco
a poco, la multitud fue desapareciendo y éstos aprovecharon para
correr hasta donde habían visto a Rose por última vez.
Sin
embargo, no la encontraron por ninguna parte.
-¡Estaba
aquí! ¡¿Dónde está?! ¡Si estaba aquí!- Ron estaba muy nervioso
y no hacía sino caminar de un lado a otro, mirando cada rincón del
Callejón.
-Ron,
tranquilo, encontraremos a Rose...- intentaba animar Harry mientras
lo agarraba del hombro.
-¡Draco,
¿dónde está Scorpius?!- gritaba Hermione, había perdido a su hijo
entre la confusión.
-¿Qué?
No... No me digas que...- Draco corrió más adentro del Callejón
Diagon, esperando encontrar a ambos jóvenes.
Sin
saber que éstos habían logrado llegar hasta el Callejón Nocturne,
igualmente asolado y abandonado por el mal tiempo que había pasado
recientemente.
Scorpius
no soltaba la mano de su amiga mientras bajaba por unas escaleras que
lo llevaban aún más lejos del Callejón Diagon.
-Malfoy,
no podemos estar aquí... Está prohibido que entremos al Callejón
Nocturne- le susurraba Rose con cierto miedo mientras miraba de un
lado a otro.
-Era
la única manera de escapar de toda esa gente- le explicó con el
mismo tono de voz que ella.
Los
dos estudiantes miraban asombrados lo sucio que estaba todo y lo
siniestro que reflejaba aquel lugar... Por no hablar de las lúgubres
tiendas que poseía dicho callejón.
-Creo
que ya podemos regresar... Ya no habrán tantas personas- se aferró
al brazo de su compañero.
-Tal
vez- la agarró con más fuerza y corrieron escaleras arriba, pero un
hombre de capas negras interrumpió su paso.
Scorpius
sacó su varita y apuntó hacia él mientras protegía a Rose.
-¿No
sabe que los alumnos de 2º año no deben emplear la magia fuera de
la escuela, señor Malfoy?- los chicos reconocieron aquella voz tan
serena y pausada.
-¿Profesor
Snape?- Scorpius bajó la varita.
Severus
dejó ver su rostro ante éstos y los guió hasta el Callejón
Diagon.
Se
habían adentrado en aquel lugar sin saberlo, pero ahora ya no
estaban solos.
FIN
DEL CAPÍTULO
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SCORPIUS MALFOY |
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ROSE Y SCORPIUS |
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ROSE WEASLEY Y CLARA LONGBOTTOM |
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ROSE WEASLEY |
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RON WEASLEY |
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LUNA LOVEGOOD |
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JAMES POTTER |
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HARRY POTTER |
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DRAMIONE |
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