domingo, 17 de enero de 2016

17. Primer beso.

La noticia no tardó en llegar al hogar de la familia Potter, donde todos se apresuraban en vestirse y dirigirse al humilde hogar de Ron y Alice Weasley.
Hermione y Draco estaban bastante preocupados, pues eran conscientes de lo que estaba sucediendo y del peligro que se les venía encima...
-¿Aún crees que no debemos decirles nada?- murmuró su marido, mientras se ponía su oscuro abrigo.
Ella descendió la mirada a la vez que se ponía en pie, después de ajustarse el calzado.
-No- lo miró y éste no tardó en dirigir sus grisáceos ojos a los de Hermione.
-Deben estar todos- tragó saliva, sabía que no iba a ser nada fácil y ella asintió levemente.
Scorpius bajó, velozmente, las escaleras. En la entrada, cerca de la puerta, se encontraban James, Albus y Lily.
-Aún no entiendo por qué vienes con nosotros- replicó el mayor de los Potter, a lo que el joven Malfoy lo miró de reojo.
-Ya vale, James. Scorpius es mi amigo, al igual que lo son sus padres- defendió Albus.
-¿Amigo? Su padre nos debe muchas explicaciones- se le notaba algo irritado, no podía ocultar que estaba bastante preocupado por su prima Rose.
-¡Mi padre no tiene que explicar nada, maldito imbécil!- alegó el chico, ya harto de los comentarios de éste.
-¿Qué pasa aquí?- intervino Harry que bajaba de las escaleras junto con Ginny.
Los chicos bajaron la mirada, pues no querían agobiar más a los adultos... Y menos hoy, pues estaban muy nerviosos tras la llamada de Ron.
-James, tu padre ha hecho una pregunta- apoyó la pelirroja.
-Solo he dicho que no entiendo la razón de que los Malfoy también vengan con nosotros a la casa del tío Ron y la tía Alice- dijo con un tono apagado.
Harry suspiró, por mucho que hablase con él, éste no conseguía quitarse de la cabeza el hecho de que el padre de Scorpius era un traidor.
-James, ya hemos hablado de...-.
-¿Qué ocurre?- preguntó Hermione que llegaba junto con Draco.
Todos miraron hacia ellos y Harry esbozó una leve sonrisa.
-Tranquila, cosas de críos- continuó- ¿Estáis listos?-.
Los Malfoy asintieron y, dejando aquel roce atrás, pusieron rumbo al hogar de la joven Rose.
Ésta aún dormía, pues desde que le apareció la marca de la casa Gryffindor, no ha despertado.
El pelirrojo la miraba desde el umbral de la puerta, con los ojos hinchados de llorar. Pensaba en múltiples motivos, por los que su pequeña ha pasado por algo así... Pero por todas las vueltas que le ha dado, no logra dar con el motivo exacto y eso consigue que se amargue aún más, creyendo que nada puede hacer.
-Ron... Tus padres acaban de llegar, también Bill y George- continuaba Alice, con tono apagado- Percy está en camino y Harry y los demás están a punto de llegar-.
-¿Qué crees que le ha pasado, Alice?- dijo con voz entrecortada y sin voltearse para ver a su mujer, apenas se movió de la entrada del dormitorio de su hija.
Ella tragó saliva, también aguantó varias lágrimas y suspiró muy bajo.
-No lo sé... Pero no debemos angustiarnos, hasta que no sepamos realmente qué es lo que ha pasado-.
-Yo creo que todo tiene que ver con ellos- se giró hacia ella y ésta le abrazó.
-Por favor, no pienses eso ni por un solo segundo... Voldemort está muerto, ¿qué motivo tienen para hacer nada?- intentó creer en esas mismas palabras.
Él la abrazó con fuerza y dejó escapar un par de lágrimas.
-Ron... Hijo- murmuró Molly con los ojos cristalinos, al lado de ella estaba Arthur y sus dos hijos mayores.
-Rose aún duerme, parece que está bien- explicó su nuera y saludó a la familia de su esposo.
Es entonces, cuando llaman a la puerta.
-Debe ser Harry y los demás- respondió George mientras iba a abrir.
Efectivamente, eran los Potter junto los Malfoy.
Todos se saludaron con abrazos, mientras que en sus rostros reflejaban el temor y la preocupación. Trataban de ser fuertes y dar ánimo al pelirrojo, pero era hora de decir la verdad al fin.
James, Albus y Lily fueron a la habitación de Hugo que se despertó de inmediato al oír los murmullos de los presentes. Sin embargo, Scorpius deseó ver a su compañera. Sin que nadie se percatara de su ausencia, el chico entró en el dormitorio de ésta y cerró la puerta. Aunque casi siempre discutían por todo o peleaban por ser el primero en todo, el joven Malfoy no podía evitar sentir cierto deseo de ayudarla siempre que ella estuviese en líos.
No comprendía por qué le costaba tanto tener amigos, pero de algo estaba seguro y es que, siempre que necesiten su ayuda, él no dudaría en acudir a rescatarlos.
Poco a poco, fue acercándose hacia la cama donde aún seguía durmiendo la pelirroja. Tomó asiento en el borde, al lado de ésta y la miró un poco preocupado.
-Weasley, oye, Weasley...- la llamaba, deseaba oírla decir "¿qué haces aquí?" o "estoy bien".
Pero no se inmutaba, por lo que tomó la mano de su compañera y la acarició suavemente.
-Bueno, supongo que es mejor que no te despiertes aún... Lo que voy a decir, no es sencillo y prefiero que no lo sepas todavía- tragó saliva- Sabes muy bien que no te soporto y que me desquicio con tus tonterías y tus arrebatos de "sabelotodo", pero... Jamás desearía verte mal y mucho menos que te pase algo malo-.
Sentía que el corazón se le saldría del pecho y su cuerpo no cesaba de temblar, aunque no tenía claro qué es lo que le estaba pasando exactamente, Scorpius continuaba sosteniendo la mano de la joven mientras miraba el rostro de ésta.
-Te aprecio mucho, Weasley... Y...- silenció su voz, pues Rose trataba de decir algo, aún con los ojos cerrados... ¿Estaría hablando en sueños?
-Yo... Nno.... Mmm... Nno... Sco...Sss- fruncía el ceño.
El chico, a duras penas lograba comprender lo que trataba de decir, por lo que se aproximaba poco a poco hacia el rostro de la pelirroja.
Parecía efectivo, pues logró entender palabras como "no", "corre" y "yo". Pero ella comenzó a decir cosas aún más difíciles de oír o comprender, por lo que se acercó un poco más y...
¡Pum!
-¡Ay!- gritó éste al recibir la boca de ella de un solo golpe.
-¡Au!- exclamó ella, pues también se había hecho un corte en el labio, como él.
-¡¿Qué ocurre?!- entró Ron, acompañado de Alice, Harry, Hermione y Draco.
Los chicos se alejaron rápidamente del otro, sosteniendo con una mano sus bocas, pues tenían la misma herida en el labio inferior.
-¡Malfoy, ¿se puede saber qué trataba de hacer tu hijo?!- miró Ron, con ira, a Draco.
-¡Solo quería ver cómo estaba Weasley!- intervino el chico, mostrando el pequeño corte de su labio, provocando las miradas intrigadas de los adultos.
-¿Qué?- preguntó Rose, también mostrando el labio.
Ron miró a Draco, que aún miraba a su hijo un poco atónito.
-¿Tu hijo ha besado a mi niña?- preguntó casi como un gruñido.
Los adultos reían por lo bajo, salvo el padre de la muchacha, que aún miraba serio a Draco.
Rose y Scorpius se miraron entre sí, percatándose del corte en sus labios y comprendiendo el cómo se había producido... ¡Se habían dado su primer y doloroso primer beso!

FIN DEL CAPÍTULO

SCORPIUS HYPERION MALFOY Y ROSE WEASLEY



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